En general, tu sueño es saludable cuando te despiertas sintiéndote descansado y renovado.

Conciliar el sueño fácilmente y mantener un descanso continuo durante la noche son señales de una buena calidad de sueño. Si a menudo te sientes cansado/a o te cuesta concentrarte, podría ser una señal de que necesitas ajustar tus hábitos de sueño.

Tener dificultades para quedarte dormido, despertarte durante la noche o levantarte demasiado temprano no siempre significa que haya un problema. Intenta realizar pequeños cambios primero (por ejemplo, siguiendo las recomendaciones que se ofrecen aquí). Sin embargo, si estas situaciones ocurren con frecuencia y afectan seriamente tu bienestar, lo más recomendable es consultar a un profesional (médico/a).

La cantidad ideal de horas de sueño varía según la persona, pero típicamente oscila entre 5 y 10 horas por noche. Si duermes menos de 8 horas, es posible que no estés durmiendo lo suficiente, lo que puede afectar tus niveles de energía y concentración durante el día.

Por otro lado, dormir entre 11 y 12 horas podría ser más de lo que necesitas o podría indicar que estás recuperando el sueño perdido.

La cantidad de sueño que necesitas cambia a lo largo de tu vida. Existen estudios que muestran que, en promedio, los adolescentes necesitan más sueño que los niños o adultos.

Además, el tiempo de sueño ideal puede variar de persona a persona: algunas personas son madrugadoras, mientras que otras se activan a medida que avanza el día. Si tu ritmo natural no se alinea con el ritmo promedio de la sociedad, puede causar estrés, por lo que deberías prestar especial atención para asegurarte tener las suficientes horas de sueño.

¿Es posible “recuperar” el sueño perdido?

Sí, es posible. Sin embargo, una siesta rápida no es suficiente; necesitarás una larga y buena noche de sueño para recuperarte adecuadamente.