Autocuidado

Aquí encontrará respuestas a las siguientes preguntas:
- ¿Qué es el autocuidado?
- ¿Por qué es importante el autocuidado?
- Consejos de autocuidado para docentes

¿Qué es el autocuidado?
¿Por qué es importante el autocuidado?
Aunque a menudo puede pasarse por alto, el autocuidado es crucial para mejorar el estado de ánimo y prevenir el agotamiento. Es esencial escuchar a su cuerpo y comprender que cuidarse no es un acto egoísta. Priorizar el autocuidado es una necesidad, no solo un lujo.
Cuando tienes muchas responsabilidades, puede ser especialmente tentador sacrificar tu tiempo para autocuidado. Sin embargo, cuidarte y sentirte bien te permitirá rendir mejor como docente y apoyar a quienes te rodean, incluidos tus estudiantes. Recuerda: “Para llenar el vaso de otros, primero debes llenar el tuyo.”
Consejos de autocuidado para docentes
Las actividades de autocuidado pueden ser muy variadas: desde salir a caminar o leer un buen libro hasta tener una conversación con un amigo o amiga, entre muchas otras. No existe una forma “correcta” o “mejor” de practicar el autocuidado. Simplemente, piensa cualquier en actividad sencilla que te aporte energía y elije aquellas que te funcionen mejor y se adapten a tus necesidades.
El autocuidado no ocurre por sí solo; requiere una planificación activa. Si decides crear un plan para mejorar tu autocuidado, hay varias cosas que pueden ayudarte a cumplirlo, como añadirlo a tu calendario, hablar con otras personas sobre estas actividades y estar atento a las diferentes oportunidades o ideas que van apareciendo y puedes incorporar en tu día a día. Además, puedes integrar algunas de estas actividades a tu jornada laboral en el instituto, con la ayuda de compañeros/as o incluso de la dirección escolar. Por mencionar algún ejemplo, hay algunos centros donde se organizan algunos/as profesores/as para hacer una clase de yoga a la semana o una sesión de risoterapia.

Dale al descanso la importancia que se merece para mantener tu bienestar. Descansar puede incluir acciones tan simples como…
- apagar las luces de tu aula durante cinco minutos y tomar algunas respiraciones profundas después de que tus estudiantes se hayan ido
- limitar el tiempo que pasas utilizando el móvil o en las redes sociales
- reducir el tiempo que dedicas a revisar tus dispositivos o correos electrónicos
- salir a caminar y disfrutar del aire libre mientras respiras aire fresco
- escuchar tu música favorita
- disfrutar de una taza de café o té


Establecer límites: Es útil definir límites claros entre el trabajo y la vida personal. Asigna momentos específicos para las tareas relacionadas con el trabajo y asegúrate de reservar tiempo para relajarte y realizar actividades personales.
Practicar la conciencia plena: Incorporar técnicas de conciencia plena en tu rutina diaria puede ayudarte a gestionar el estrés y a ser más consciente de lo que ocurre en el momento, tanto dentro de ti como a tu alrededor. Algunas actividades pueden incluir breves sesiones de meditación, ejercicios de respiración profunda o caminatas conscientes durante los descansos.
Hábitos conscientes: Recuerda a diario que es beneficioso soltar las cosas que no puedes controlar. Al final de cada día o una vez a la semana, puedes hacer una lista de todas las cosas positivas que han sucedido o escribir al menos tres cosas por las que estás agradecido/a.
Se organizado/a: Gestiona tu carga de trabajo de manera efectiva eficiente manteniendo una buena organización. Utiliza herramientas como agendas o calendarios digitales para programar tareas, fechas límite y actividades. Prioriza las tareas según su importancia y urgencia para evitar sentirte abrumado/a. Al principio, es importante dar prioridad a los nuevos hábitos de autocuidado.
Tomar descansos regulares: Incorpora breves descansos a lo largo del día para recargar energía y prevenir el agotamiento. Aléjate de tu escritorio, estírate o date un breve paseo para despejar tu mente y mejorar tu nivel de concentración (consulta los consejos para pequeños descansos mencionados anteriormente).
Fortalecer red de apoyo: Cultiva una red de apoyo de colegas, amigos/as y otros maestros/as. Estar cerca de otros que entienden los desafíos de la enseñanza puede proporcionarte un valioso apoyo emocional.
Practicar tus aficiones: Dedica tiempo a realizar actividades fuera de la enseñanza que te aporten alegría y satisfacción. Puedes empezar por retomar una vieja afición o iniciar una nueva. Intenta realizar diariamente una actividad que realmente disfrutes o que consideres significativa.
Desarrollarte profesionalmente: Invierte en tu crecimiento profesional asistiendo a talleres, conferencias o cursos digitales. Aprender y desarrollar nuevas habilidades continuamente puede aumentar su confianza y satisfacción laboral.
Practicar la autocompasión: Ser amable con uno/a misma y reconocer que está bien cometer errores o sentirse abrumado/a a veces. Trátate con la misma compasión y comprensión que ofrecerías a tus estudiantes.
Descansar adecuadamente: Prioriza el sueño y asegúrate de estar durmiendo lo suficiente cada noche (7 horas por noche es un buen estándar para la mayoría de las personas).
Establecer expectativas realistas: Sé realista sobre lo que puedes lograr en un tiempo determinado. Evita sobrecargarte y aprende a decir que no cuando sea necesario. Establecer expectativas realistas te ayudará a reducir el estrés y a prevenir sentimientos de insuficiencia.
Siempre es una buena idea: dormir lo suficiente, comer de manera saludable y mantenerse activo/a (30 minutos de actividad al día pueden tener un gran impacto positivo en tu bienestar). Trata de evitar el uso excesivo de sustancias como la cafeína, la nicotina o el alcohol. Sin embargo, el autocuidado no se trata de vivir la vida sin defectos, sino de cuidarte y mantener un equilibrio saludable.
Si todo se vuelve demasiado desbordante y no puedes superar el estrés o el agotamiento por tu cuenta, también podrías considerar buscar ayuda adicional. En este caso, una de las mejores cosas que puedes hacer por ti mismo es buscar asesoramiento o alguna otra forma de ayuda profesional.
Recuerda: ¡El autocuidado no es egoísta! Es esencial para tu bienestar y efectividad como docente. Prioriza tus propias necesidades para que puedas seguir teniendo un impacto positivo en tus estudiantes y compañeros/as.